jueves, 3 de diciembre de 2009

Reflexiones del Alma


“El candor del sonido del mar me atraviesa como lanza punto penetrante a mis oídos y soy el primer testigo del amanecer, yo y mi rompeolas cuantas cosas hemos compartido”.

Tras una cálida mañana de un día sentenciado por la imperiosa necesidad de denominar, clasificar y definir todo lo que nos rodea me he levantado… nuevamente siento como la brisa marina me consume los pulmones y sé que he sido dañino con ellos, sin embargo soy coparticipe de mi propia destrucción.

No busco en este momento juzgarme a mí mismo por las cosas que he hecho, total las hice y ya no hay más remedio, pero no niego que he aprendido… total soy un aprendiz eternamente y eso me agrada, me llena, me satisface y me regocija… pobre de aquellos que una vez habiendo conseguido la luz radiante de Ra la han desaprovechado, pero más aun los insolentes que se han servido de la energía de los demás para alimentar la necesidad de sentirse… algo o alguien… normalmente terminan obteniendo capacidad para levantarse y autoadjudicarse la autonomía del ser… no reniego, la esencia es inviolable, no se transfiere ni se regala… es nuestra autonomía y distinción… somos esenciales todos, mas, muchos no lo saben.

Si, lo confieso, he quedado devastado tras ciertas cosas que he experimentado, sin embargo todo está dentro de uno mismo, quizás aquellos dos libros que escribí en una oportunidad no merecían ser publicados, pero no me he ido yo quien fue aquel errante caballero de la orden que los escribió. No es que ostente de mera habilidad, no, mas si pensé por algún momento que “Once… Cuentos de Vida y Muerte” seria mi primer título, ¡Oh! Pregona el exclamante ego… quien sordomudo atenta contra todo y me hace una cubierta símil y protectora… mi mayor experiencia como aprendiz ha sido hasta ahora reconocer mi vulnerabilidad, ahora queda aceptarla… quizás me tome toda la vida… solamente quizás…
Estoy viviendo nuevas experiencias, eso me llena… he vivido muy buenas etapas, pero ayer no fue tan bueno como hoy… pero hay algo que nunca ha cambiado… mi condición de ser y servir como Caballero de la Universalidad y la Orden la cual ostento.

Estoy aquí y mi sonrisa es armonía y paz para mí…


Ambrosio Antonio II Valerio Rojas.

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